sábado, 28 de junio de 2008

Destino inmanifiesto


La imagen nacional que los Estados Unidos tienen de sí mismos, como “protectores y defensores de la legalidad, la libertad y la democracia”, se funda en la creencia de que poseen una superioridad moral (porque son el “pueblo elegido”). Esta suposición les ha permitido justificar su intromisión, intervención e ingerencia en los asuntos internos de otros pueblos (que no son “elegidos de Dios”) o de plano la violencia contra ellos.

Estas suposiciones ideológicas han soslayado la dignidad de nuestro pueblo, han atentado en contra de nuestra inteligencia al pensar que sus afanes imperialistas justifican toda acción en contra de nuestra nación y de otras más. Desde 1848 Estados Unidos se apropió de 2 millones 500 mil kilómetros cuadrados de territorio mexicano, este enorme territorio comprendía los actuales estados de California, Nevada, Utah, la mayor parte de Arizona, Nuevo México, Texas, así como partes de Kansas, Oklahoma, Colorado y Wyoming.

Y una vez más los precursores del “self-made man” (“el hombre que se hace a sí mismo”), quienes en su momento impulsaron el modelo de norteamericano, que representaba al inmigrante que obtenía el éxito a través del trabajo duro, de la competencia con otros, ahora se sienten ofendidos por el simple hecho de que los migrantes no son estadounidenses.

Aquellos exterminadores de indígenas norteamericanos, han abusado de nuestra prudencia como nación pacifista, confundiendo nuestra buena fe con pendejismo (pendejo del lat. *pectinicŭlus; de pecten, -ĭnis,
m. coloq. Hombre cobarde y pusilánime. m. coloq. Hombre tonto, estúpido), solo porque algunos cuantos de nuestros hermanos mexicanos que dirigen y representan a nuestro País, no han contado con el carácter para poner en alto la Grandeza de la Raza de Bronce, lo cual no significa necesariamente que todos los mexicanos estemos de acuerdo.

Nuestro esplendor se dio milenios antes de que las colonias inglesas llegaran al territorio americano; siglos de trabajo lograron permear y construir una disciplina basada en valores y principios que el mismo “hombre blanco” envidia hoy en día, y que ni los propios protestantes puritanos que dieron origen a su llamado “destino manifiesto” han podido igualar.

Y me pregunto: ¿Que les hace pensar que Dios los quiere sólo a ellos...?

Con que arrogancia y soberbia pretenden pensar, que deben existir seres humanos que se dejen avasallar por sus objetivos expansionistas, no sólo territorialmente hablando, sino industrial, tecnológico, económico, deportivo, político y hasta ideológicamente. Su estupida idea de pensar que fueron elegidos por Dios para que bajo los siguientes argumentos: la “nación fuerte que protege a la débil”, o bien, el de “la lucha contra el Mal para defender la libertad y seguridad del mundo”, han dado pauta a impulsar acciones exefobicas en contra de las demás naciones, y en lo que concierne a nuestro Estado, en contra de los migrantes mexicanos.

Muchos de nosotros, sobre todo aquellos que se han formado en la cultura de la sumisión, apatía y egoísmo, pensarán que es imposible y una locura el emprender una nueva responsabilidad de carácter nacionalista, la cual nos permita emerger para rescatar nuestro honor, entendiéndose este como aquel merito que trascienda a nuestra cultura más allá de las fronteras; pero, trascender implica más que un día (como el que se propuso como “un día sin mexicanos” 1º de mayo de 2006), el merito de la lucha constante en contra de las perversiones gestadas mediante un largo camino (cinco siglos), que permita abatir la cultura de corrupción, de inseguridad, de fraudes etc. etc. etc…

Muchos pensarán: ¿sí como no…?

Les recordare que a finales de los años 80’s nos decían de manera muy afanosa, cuando muchos de nosotros estábamos a punto de salir de la primaria, “los niños son el futuro de México…” y con cuanto orgullo sugerían la idea de delegar a otros (ya sea de manera generacional), la responsabilidad de cambiar, lo que no pudieron y que ni siquiera han intentado a estas fechas; pues resulta más cobarde el criticar y sugerir escondido en la bola del anonimato, en la que arrojas la piedra y unos cuantos avalan tú comentario diciendo: si, tienes razón ¡esta cabrón¡, que atreverse a vivir el sacrificio de impulsar una nueva actitud de manera conjunta.

Además de manifestarnos como se ha sugerido (No comprando nada americano en el país, ni consumiendo nada en franquicias americanas: No dunkin donuts, Mc Donalds, Burguer King, Walmart y otras.), iniciemos algunas acciones más.

Sumémonos a través de un cambio de actitud personal.

Generemos una cultura de profesionalización y competitividad, desprendida de nuestras actividades (el ser profesional no implica necesariamente, ser profesionista; cada persona puede esforzarse en brindar el mejor servicio, producto o vocación que por si mismo se haya propuesto).

Difundamos nuestros derechos y obligaciones (muchas de las empresas mencionadas realizan una abusiva explotación de nuestros jóvenes mexicanos, a quienes se les violentan sus derechos laborales, dada su necesidad de trabajo de medio tiempo)

Rompamos la cultura de corrupción, desde la mordida al policía de tránsito, la lana que damos al administrativo de una escuela para que nuestros hijos entren, el regalo al maestro, la dadiva para que nos aflojen una licencia, permiso o concesión; nos quejamos de los millones que se llevan los políticos, pero no damos fin a la fuente de las cajas chicas).

Dejemos de ser cómplices del sindicato de maestros, matando clases y permitiendo una enseñanza mediocre en las escuelas.

Entre muchas más acciones… (Nos falta hablar de temas como competitividad, consolidación, fortalecimiento, participación ciudadana en sentido abierto, entre infinidad de temas).

La resistencia al cambio, es uno de los factores actitudinales más difícil de cambiar, pues es más fácil adoptar una postura conformista y que lo hagan los demás, lo cual nos hace culpables de comisión por omisión, y por eso es a todo dar quejarse de lo que los demás dejan de hacer, al fin que “son políticos”.

Y es verdad “que hueva empezar o activarnos en esto” (pues sí, pensarán muchos que esto no les deja dinero, ni algún otro beneficio mediato por el cual trabajar, y en consecuencia será más fácil seguir haciéndose tontos –omití la palabra del cuarto párrafo porque a lo mejor, hasta se ofenden-), pues el reflexionar cuanto han costado las revoluciones – se dice que mucho sacrificio – sin embargo, sólo equivale a historia aburrida…

Nuestra postura en Grandeza Mexicana será la de no permitir que nuestras generaciones subsiguientes nos reclamen ¿por qué no hicieron nada para cambiar todo esto?

“Según sean los medios, así será el fin”
Mahatma Gandhi


Atentamente
“POR LA EXCELENCIA, QUE ENALTECE EL ESPÍRITU DE NUESTRA NACIÓN”

GRANDEZA MEXICANA, NUEVA GENERACIÓN A. C.
Abril, 2006

Aníbal González Pedraza
Presidente Fundador




Nota: Artículo publicado en abril de 2006.

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